Mucho hemos escuchado de lo
importante y trascendental que es dar el Primer
Paso. Diferentes autores nos hablan sobre la fuerza y el empuje que debemos
tener para emprender un proyecto.
Casarnos, empezar una carrera, hacer
dieta y ejercicios, montar un negocio, mudarnos, buscar empleo e incluso
encontrar la paz, necesitan de esa leyenda llamada El Primer Paso.
Es como un grito que le damos al
mundo anunciando la Gran Decisión
que hemos tomado. Por lo general se necesita de mucho esfuerzo, romper barreras
y enfrentar miedos para dar “ese paso”, pero una vez que lo damos esperamos que
todo salga según el plan.
Luego del primer paso ya tenemos un
mapa de qué hacer, dónde ir y qué encontrar… bueno, al menos eso creemos.
Y siempre, en algún lugar del camino,
muy cerca del inicio, aparecen los inconvenientes.
Esas cosas que no deseábamos ver, sentir o escuchar. Son esos obstáculos que no
vemos venir hasta que ya es muy tarde para evadirlos. Un ente parecido al
iceberg del Titanic. Para muchos de nosotros, un evento catastrófico que pone
en duda la continuidad de ese proyecto que emprendimos.
Cuando atravesamos por esta situación
empiezan las preguntas: Porqué a mí? Porqué ahora? Incluso nos ponemos místicos
pensando que son señales de Dios y el Universo para avisarnos sobre el mal
camino que elegimos. Siempre hay alguien que con la mejor de las intenciones
nos dirá: “por algo será… lo que pasa siempre es lo mejor… no hay mal que por bien
no venga”.
En momentos como estos, nuestra
inteligencia emocional es muy reducida, pero si logras salir un instante del
medio de la situación y colocarte en 3ra persona, intenta preguntarte que tan
equivocado son tus sueños? Al principio parecían una excelente idea, verdad?
Los inconvenientes, creo yo, nos
sirven para recordar el por qué y para qué hacemos lo que hacemos. Es un
proceso que ayuda a calibrar nuestras acciones pero no para desestimar nuestra
intención.
Acaso reprobar una materia nos hizo
abandonar el liceo? Al contrario, una situación así nos hizo reconfigurar el
plan para lograr el objetivo. Así como en este caso, se debe hacer todo lo
demás en el resto de la vida.
Grandes acciones se han emprendido en
la historia, pero sólo algunas lograron trascender en el tiempo.
Ya lo dije al inicio de esta nota, con
el primer paso le gritamos al mundo sobre ese proyecto que estamos
emprendiendo. Pero el Segundo Paso es un
acto de fe. Es sobreponerse a las dificultades y seguir caminando. Los
inconvenientes son gritos que emite tu sueño para que vayas por él. Y mientras
más grande es tu sueño, más fuerte te va a gritar.
Así que si te encuentras frente a
esta situación, afina tu estrategia, sacúdete el polvo, respira profundo y
sigue adelante.
Espero que en el camino hacia tus
sueños, la fuerza guie tus pasos hacia la trascendencia. Como siempre, te deseo
un feliz viaje.
Te invito a leer mis artículos por: Inspirulina
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